lunes, 17 de octubre de 2016

A Fernanda

Querida Fernanda

"Ayer encontraron a una mujer violada y asesinada en un descampado de La Matanza. Estaba dentro de una caja de cartón, desnuda, con los pies atados y un cordón en el cuello con el que fue asfixiada. Hoy, encontraron a otra mujer, de 16 años, asesinada en Mar del Plata. Le dieron cocaína para que no se pudiera resistir. Falleció producto de las constantes violaciones y de un excesivo dolor que le provocó un paro cardíaco, después de que le introdujeran elementos por vía anal. Te pido perdón por los detalles, es que a la hora de descalificar a las mujeres organizadas no se escatiman las palabras. 

Dicen que somos violentas por nuestros métodos de intervención, me pregunto en qué tipo de categorización entrarán los métodos de intervención que nos violan, nos descuartizan y nos asesinan. Parece que comparten nuestros reclamos pero no nuestra forma de visibilizarlos, porque graffitear una pared siempre es más ultrajante que meter a una mujer en una bolsa de consorcio. Ponerse en tetas en una movilización como manifestación simbólica contra estereotipos y opresiones estandarizadas no es digno, tenemos para eso lugares reservados en televisión y en campañas publicitarias para que nuestros cuerpos se expongan a cambio de ganancias. Y tenemos nuestras casas, nuestras cocinas y nuestros maridos, en caso de que queramos experimentar algún tipo de libertad. 

Somos criminales por demandar que el aborto sea legal, es mucho más humano ignorar el feminicidio de estado y las mujeres desangradas en consultorios clandestinos. Están indignados por los destrozos en la vía pública y están cansados, dicen, de las exigencias ante una desigualdad que se les presenta como ficticia. Imagínense si nosotras no estamos cansadas de salir a la calle y no saber si vamos a terminar violadas en una caja de cartón. 

Violencia no es graffitear una pared, ni romper un vidrio, violencia es tener miedo por ser mujer. Les pedimos disculpas por las molestias ocasionadas, es que nos están asesinando y se nos hace urgente gritar."
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Querida Fernanda.

He leído estas palabras todo el día. Veinte veces por lo menos. En mi cabeza, entre líneas, en voz alta. Y cada vez aparecen frente a mi tus rizos indomables y esa sonrisa que me encanta. Pensar que estas condenada a este mundo de desigualdad e injusticia me llena de rabia y de tristeza. Tanta, tantísima, que apenas puedo pensar en otra cosa. Pensar que podrías ser tú la violentada al volver a casa, al salir de fiesta, al viajar o irte a estudiar lejos de nosotros. No. No. No, no y no.

Me niego a dejarte una mierda así como única herencia. Me niego a que el mensaje sea de miedo y precaución. Tienes que salir a la calle, esa que también es tuya y defenderla como tal. Tienes que ser dueña de tu cuerpo y tus decisiones. Ni el otro, ni el amor romántico por encima de tus deseos. Porque tu vida es tuya y de nadie más. Tú eres la única encargada de ti misma.

Sé que aun no lo entiendes. Espero que aún no lo entiendas. Que aún haya en ti algo de niñez e inocencia que disfrutar. Pero tendrás que entenderlo. Pronto. Más pronto de lo que quisiera. Tendrás que enfrentarte a una realidad que dista mucho de los juegos, en la que tendrás que gritar fuerte para no ser olvidada. Y enseñar a los otros que deben hacer lo mismo.

No olvides que tenemos que cambiar esta mierda. Yo pondré un tantito, tú pondrás otro y así, de a poquito. Paso a pasito.

Y no olvides que te quiero. Y que te espero. Viva.


domingo, 10 de julio de 2016

Pasos por el corazón

Amanece y me pregunto cuántos días más tendremos que vivir luchando. Cuántas horas más se irán gastando mientras resistimos. ¿El mundo se cae a pedazos o nos lo tiran en la cara?

Los últimos meses han estado salpicados de noticias abrumadoras. El 2 de marzo el asesinato de Berta Cáceres, luchadora incansable y reconocida con el Goldman Environmental Prize sacudió a Honduras y al mundo. Doce días después el de Nelson García, compañero de Berta en el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, pone en evidencia la problemática que Global Witness denunció en 2014: ser defensor de la vida en Latinoamérica es tentar a la muerte.

Durante un mes, el único testigo de la muerte de Berta, Gustavo Castro, fue retenido en Honduras. Mientras, todos quienes lo conocían emitieron comunicados exigiendo seguridad y pronto retorno. Denunciaron y exigieron justicia. Gobiernos se sumaron al llamado. Gustavo volvió a México y las muertes de los miembros del COPINH no han sido esclarecidas.

El 25 de junio los integrantes de la Caravana Mesoamericana para el Buen vivir, dedicados en cuerpo y alma a transformar realidades locales a través del uso de ecotecnologías, fueron retenidos en Nicaragua. El presidente Daniel Ortega los denunció por “manipulación de sustancias explosivas y exposición de personas al peligro”. Dos días pasaron sin que se supiera dónde estaban hasta que fueron expulsados del país con el trabajo de un año casi destruido.

Bastaron un par de horas para que quienes conocían el trabajo de la Caravana, tanto en Nicaragua como en sus países de procedencia, se organizaran para garantizar la integridad de Emanuel, Salvador, Daniel, Ana, Byron y Eugenio. Videos de sus padres, amigos y compañeros demandando su liberación; manifestaciones en las embajadas y consulados, fraternidad del Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía. Las redes sociales se convirtieron en ojos pendientes de cualquier noticia, listos para reaccionar.

Todos ellos, y muchos otros cuyos nombres desconocemos, que son lo suficientemente valientes para creer que otro mundo es posible, han trascendido en muchos corazones. Siguen luchando, en este y otros mundos, por la transformación de la realidad. Y es que en la realidad contemporánea, aquellos que luchan por la vida con la vida son criticados, ultrajados, violentados y asesinados. Ante esto, se antoja que el mundo dejara de girar un ratito; que parara para que pudiésemos mirar todos los crímenes que quedan impunes; para observar el dolor y reflexionar sobre las causas.


Deberíamos, quizá, hacer a un lado el frenesí de la rutina y darnos cuenta que el mundo tiembla de rabia acumulada por tanta impunidad y violencia. Que un día de estos esa olla de presión va a explotar y se convertirá en una nube de creatividad, organización, empatía y respecto. Porque Berta y sus ideales no murieron, se multiplicaron. Porque la Caravana volverá y no estará sola, volverá y seremos millones.



En memoria de Berta Cáceres, Nelson García, Lesbia Urquía y todos aquellos que han entregado la vida por la vida.

En homenaje a Gustavo Castro, Emanuel de la Luz, Salvador Pérez, Daniel Espinosa, Ana Laura Rodríguez, Byron Reyes, Eugenio Pacelli y todos los corazones que luchan, resisten y viven y construyen el sueño de un mañana diferente.

martes, 10 de junio de 2014

Cambios extraños hay en mí...

Las gotas por fin lograron desprenderse del cielo y caen acompasadamente en cada una de las ventanas de la casa. El techo de lámina repiquetea estrepitosamente y las mascotas han corrido a refugiarse en sus respectivas casas. Después de un día de bochorno y calor, el agua promete refrescar las almas.
Los planes con los que inicie el 2014 parecen lejanos y hechos por un extraño. Y es que lo son. De entrada sigo sin titularme, aunque ya no falta mucho. Hace seis meses solo pensaba en escribir y dedicar mi vida narrar el mundo. Ahora, con el examen recepcional a solo diez días de distancia, la vida parece otra. Infinita, inquietante, incierta. Maravillosa.
Más emocionante, aventurera. Por segundos pienso que debería estar asustada, preocupada por lo que viene, por no tener un trabajo y estar a punto de entrar al mundo de los adultos. Pero no. La emoción carcome cualquier otro sentimiento y la personita atrapada en la morena piel bailotea sin parar. Eso debe ser lo que me mantiene agotada.
¿Entrar al mundo de los adultos? Jamás. Quiero mi propio mundo, uno donde pueda basar mis relaciones en cimientos diferentes a los que heredé, donde pueda amar a mi manera y a quien yo decida. Hacer lo que quiera en donde quiera sin sentirme culpable. Donde los bancos y sus respectivos banqueros serán la última opción y si el teléfono se descompone, nada pasa.

El granizo ha comenzado a golpear los vidrios y los truenos amenazan con cortar la luz en cualquier momento. La lluvia cae sobre la ciudad y limpia los corazones de los que la escuchan.

Fotografía: Eréndira Vallarta

lunes, 10 de febrero de 2014

Fíjese que cuando sonríe...

Su nombre era Carlos, y su boca es mi cita favorita.


Nuestro tiempo juntos fue tan fugaz que eso es lo único que importa.

martes, 14 de enero de 2014

Razones

¿Quieres saber por qué escribo en realidad?

Escribo para que algún día me leas. Para que alguna noche de insomnio, de esas que se hacen más frecuentes con la edad, encuentres una crónica sobre tu jugador de basquetbol favorito y al leerla te transportes a su lado, para que sientas que lo conoces de toda la vida. Escribo para que te emociones como un niño con sus juguetes nuevos, para que te detengas en cada línea, saborees la experiencia y se haga real el sueño de respirar su mismo aire.

Escribo para que al final del mar de emociones leas mi nombre y sonrías al darte cuenta de tu mala memoria. ¡Cómo no pude darme cuenta antes que eras tú! pensarás al recordar las cartas, incluso aquellas que no llegué a darte.


Patético, lo sé. Pero funciona. Nunca sabré si me has leído, mucho menos si te ha importado. Por eso es una motivación nunca se irá. Tantos mensajes que gastaste diciéndome que no dejara de escribir no se habrán desperdiciado.


miércoles, 8 de enero de 2014

El peor de los pecados: esperar

No me gusta esperar las cosas porque nunca llegan. Pasa lo mismo con aquellas que me emocionan o platico antes de tiempo. Pocas veces ven la luz y se vuelven acciones frustradas. Hoy voy a creer que, lejos de ser mala suerte, ha sido el destino; simplemente no estaban escritas. Y también voy a creer que con la tesis será diferente: espero su fin, me emociona contarlo y en tres semanas estará casi terminada.




FIN

martes, 7 de enero de 2014